Ilustración: Patricia Castelao
... "Enfermo de literatura
Los lectores compulsivos pertenecemos a un club secreto, que los catalanes definen con una palabra, “lletraferits”, “letraheridos”. Nos conocemos entre nosotros por la manera de coger un libro, de hojearlo, de reconocer la calidad de un papel- esa sonrisa que nos da una textura-, por la prisa para buscar privacidad cuando hemos encontrado el libro buscado… Además tenemos bastantes manías, tratamos nuestros libros de manera especial, a veces ilógica: un amigo mío plancha las hojas de los libros después de leerlos, yo, que soy capaz de llenarlos de anotaciones, no tolero que se doblen las hojas de mis libros con marcas de lectura.
Sé, además, que compraré libros hasta que pueda. Oigo a mi madre, cuando yo era adolescente:
-“¿Pero has leído todo lo que tienes?”
Como contestaba entonces, contesto hoy:
-“No, claro que no”
El deber ser de la biblioteca
Pero, como dice Alberto Manguel, quien me puede privar de seguir comprando consolación, esa consolación a veces bebida hasta el fondo del vaso, otras simplemente probada… Consolación “que mira como arrecia”, como decía Gloria Fuertes. Y yo, el hombre que se hizo lector sin bibliotecas, que encontró más tarde en ellas magia y alegría, sueño con una prolongación pública de este sentimiento. Sueño con una biblioteca como la que desea Umberto Ecco: algo comparable a los estantes de esos vendedores que, a orillas del Sena, ofrecen a los paseantes su mercancía. Allí los libros se buscan, a veces se encuentran, otras se nos aparecen, como las cosas importantes de la vida. Esta biblioteca deberá ser íntima y pública, que nos permita aislarnos en nuestra tarea y que, al mismo tiempo, sea lugar de encuentro y charla."...
2 comentaris:
Alguns enamorats dels llibres fins i tot els olorem...
Senyor i
A mi, a vegades, quan n'agafo un em fa pessigolles a les mans i ja se que me'l llegiré.
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